21 noviembre 2006

Literatura Indígena


En este ensayo se estudia la literatura indígena, comenzando con la percepción personal acerca del tema, enseguida se analizan las diferencias entre dos de los textos indígenas más importantes provenientes de los mayas: el Popol Vouh y el Chilam Balam. Por otro lado se exponen las formas en que los indígenas transmitían la literatura de generación en generación y se observa a través estos la cosmogonía indígena. Cómo última parte una reflexión acerca de unos de los más grandes pensadores y literatos mexicanos: Netzahualcoyotl y una breve conclusión.

La literatura indígena mexicana tiene un gran trasfondo sentimental y de mucho orgullo para mí, significa le evolución de nuestra raza plasmada en textos, la grandeza filosófica y el conocimiento milenario de nuestros antepasados; es parte inherente de nuestra cultura, de nuestra realidad e identidad como mexicanos.


Entre los textos más importantes dentro de la literatura indígena se encuentran el Popol Vuh. Y Chilar Balam, ambos provenientes de estirpe maya.

El primero es conocido como Las Antiguas Historias del Quiché, es el libro sagrado de los mayas quichés de Guatemala. De autor anónimo, fue escrito a mediados del siglo XVI sobre la piel de un venado.

Constituye un intento de explicar simultáneamente el origen del mundo, la historia de los reyes y los pueblos de la región, y la catástrofe de la conquista española. Significados posibles del título serían “El Libro de la Comunidad”, “Libro del Común”, o “Libro del Consejo”.

En el Popol Vuh, los dioses creadores recurren a la pareja de adivinos formada por Ixpiyacoc e Ixmucané para llevar a cabo la creación, echando la suerte de los humanos quienes serán preparados por sus formadores y progenitores, los mencionados “abuelos” Ixpiyacoc e Ixmucané.

La parte central está destinada a narrar el viaje de Hunahpú e Ixbalanqué al Xibalbá. Estos gemelos se valdrán de la magia para derrotar a las fuerzas que gobiernan el País de los Muertos. En lugar de batallas y armas convencionales, ambos hermanos recurrirán al poder de la palabra sobre los seres invisibles.

Por otra parte los libros del Chilam Balam contienen mucha información sobre la vida en el Yucatán colonial; tangencialmente, se nota el influjo del medio en que fueron escritos, la cultura española. En lo básico, dejan constancia de las tradiciones religiosas y mitológicas de los mayas. Asimismo, es de gran importancia la "cuenta de los katunes", pues trata sobre los principales sucesos de la historia, vistos conforme al concepto maya del tiempo cíclico.
Con el vocablo chilam se designaba a los sacerdotes, chamanes o videntes nativos; balam significa "jaguar" y en este caso fue utilizado conforme a su acepción de título honorífico. El chilam balam o sacerdote-jaguar pudo haber sido una persona real, en honor de cuya grandeza se impuso su nombre a los manuscritos.
Los mayas y los mexicas, en la época pre-cortesiana, ya habían alcanzado un notable nivel de desarrollo cultural. Lo que se puede llamar literatura prehispánica tenía allí importantes manifestaciones, en la lengua náhuatl y otras del tronco maya.

Las composiciones literarias se conservaban de modo oral, pero en muchos casos se recurría a la interpretación de lo que aparecía pintado en lo que se denominaba en náhuatl un amoxtli, libro indígena elaborado con largas tiras de papel amate o cuero de venado plegados, que contenían dibujos picto-glíficos muy desarrollados y que permitían evocar los cantos y relatos a los que estaban capacitados para interpretarlos.

Los mayas consiguieron desarrollar una escritura glífica de carácter logosilábico, es decir que combinaban signos o glifos que representaban un concepto o pensamiento con otros que fonéticamente registraban sílabas. Con ellos podían escribir textos labrados sobre piedras, o pintados sobre cerámicas y libros. Subsisten gran cantidad de textos en piedra labrada y cerámica.

Los mayas desarrollaron también una profusa tradición oral de cantos y relatos.

La escritura maya no ha sido totalmente descifrada aún. Algunos lingüistas como el ruso Yuri Knorosov sostienen que el sistema comprendía unos 300 signos ideográficos, combinados con otros fonéticos y los de un tercer tipo que sin ser leídos ayudaban a precisar el sentido de las palabras.

La escritura de los nahuas y mixtecos, también era logosilábica pero muy inferior a la maya, por lo que entre ellos la oralidad debe haber alcanzado enorme desarrollo.

Todos acompañaban la escritura de sus símbolos con poderosas imágenes de fuerte contenido semántico, tanto en los monumentos labrados como en los objetos pintados.

El francés Jacques Soustelle en una obra sobre la cultura mexica sostiene que "…el náhuatl posee todas las cualidades que exige una lengua culta…Se presta admirablemente a comunicar todos los matices del pensamiento…Era materia prima de selección para una literatura". Los habitantes de Tenochtitlán estaban orgullosos de su idioma y menospreciaban a quienes hablaban otras lenguas.

En la región nahua, era siempre un tlamatini o sabio indígena el encargado de interpretar los signos del amoxtli o libro de pinturas. Algunos de éstos eran denominados cuicamatl o libro de cantos. Los "amoxtli" eran elaborados por artesanos especializados conocidos como tlacuilos y preservados en verdaderas bibliotecas denominadas amoxcalli.

El proceso de lectura e interpretación de lo que estaba pintado en un "amoxtli" se denominaba amoxohtoca, que suele traducirse como "seguir el camino del libro".

Los "tlamatini" poseían una notable retórica ya que habían sido formados en los calmecac, las escuelas superiores de nobles y sacerdotes indígenas.

Algunos de éstos tenían como función reunir a los hombres del pueblo o macehuales y enseñarles los cantos que habían sido elaborados por hombres ilustres de la clase superior o pipiltin.

Existen evidencias de que en la zona nahua, poco antes de la conquista española, había por lo menos cuatro centros intelectuales con importante producción literaria: México-Tenochtitlán, Tezcoco, Puebla-Tlaxcala y Chalco-Amecameca.

Los llamados forjadores de cantos que han sido identificados hasta ahora son:

En la región de México-Tenochtitlan: Tochihuitzin Coyolchiuhqui, Axayácatl (¿ – 1481), Moquihuitzin de Tlatelolco, Macuilxochitzin (1435 - ?), Teonximac de Tenochtitlan, Temilotzin de Tlatelolco (¿ – 1525), Totoquihuatzin de Tlacopan (¿ – 1472), Tetlepanquezanitzin de Tlacopan (¿ – 1521) y Oquitzin de Azcapotzalco, En la región de Tezcoco: Nezahualcóyotl de Tezcoco (1402-1472), Cuaucuauhtzin de Tepechpan, Nezahualpilli (1464-1515) y Cacamatzin de Tezcoco (1495-1519) En la región de Puebla-Tlaxcala: Tecayehuatzin de Huexotzinco, Ayocuan Cuetzpaltzin de Tecamachalco, Xayacamach de Tizatlan y Xicohténcatl (¿ – 1522) En la región de Chalco-Amecameca: Aquiauhtzin de Ayapanco y Chichicuepon de Chalco (¿ – 1486)

Cuando los conquistadores advirtieron la influencia que sobre la ideología indígena tenían los"amoxtli" (a los que hoy conocemos como códices), se dedicaron con tenacidad a destruirlos bajo el argumento de que eran obra del demonio.

Temerosos de la transmisión oral de conocimientos prohibieron también los cantos indígenas.

Quien poseyera un "amoxtli" arriesgaba entonces su vida. Hay testimonios de la Inquisición en los cuales la principal acusación de herejía la constituyó la tenencia de un códice.

Sólo unos pocos funcionarios y religiosos humanistas advirtieron durante el siglo XVI lo insensato de ésta política e intentaron rescatar algo de la tradición oral y del testimonio impreso en aquellos valiosos libros.

Destacaron en ese empeño los franciscanos Bernardino de Sahagún y Toribio de Benavente Motolinía, los dominicos Bartolomé de las Casas y Andrés de Olmos, el Obispo de Michoacán Vasco de Quiroga y el Oídor (funcionario real) Alonzo de Zurita, entre otros.

Como la tarea evangelizadora les exigía una comunicación fluída con los indígenas, algunos frailes aprendieron los idiomas de estas tierras y comenzaron a representarlos por escrito adaptando los sonidos al alfabeto latino.

Con este método fueron alfabetizados algunos nobles indígenas y comenzó el mestizaje cultural.

Si bien esta acción quebró la concepción de oralidad e interpretación de códices, que había regido hasta entonces en la expresión literaria mesoamericana, permitió al menos la preservación de una parte de los antiguos contenidos aunque también se produjeron manipulaciones para adaptar aquellas formas a la nueva ideología dominante.

Algunos estudiosos consideran que toda aquella manifestación literaria cuya autoría o antigüedad no puede precisarse absolutamente sólo debe considerarse como folklore literario.

Otros cuestionan la validez de los procedimientos de rescate de los textos orales cuando se los traslada a la palabra escrita.

Se sabe que, como forma de resistencia, muchos recitadores variaban sus cantos en presencia de los españoles. Estos por su parte hacían esfuerzos por incorporar a los cantos referencias cristianas e incluso con posterioridad ordenaron componer directamente textos evangelizadores.

Es sintomático lo sucedido con los huehuehtlahtolli o "antigua palabra", conjunto de normas y consejos sobre amplios temas, desde ideales morales hasta cuestiones prácticas, que los sabios nahuas transmitían verbalmente a sus descendientes.

Esta forma de literatura oral fue muy importante para la preservación de la cosmovisión y tradiciones en Mesoamérica.

Territorio mágico de develaciones, si la palabra viene desde el corazón del hombre; posibilidad de esplendor o de aberrante dominio; lugar de encuentro y de misterio; cuerpo orgánico donde la vida puede tener lugar: llamemos a la voz de cada pueblo su literatura.

Y si México Antiguo supo tener una cultura magnífica, ahí está con ella como una savia dorada la luz de su propia palabra.

Pueblos dueños de un mundo y de la voz que narra, crea y conserva dicho universo; ancestral y profunda, la tradición y el recorrido de la literatura en Mesoamérica se remonta al proceso mismo de su historia.

En el devenir de Olmecas, Toltecas, Teotihuacanos, Mexicas y de aquellos pueblos pertenecientes al llamado mundo Maya, se fue conformando un cuerpo orgánico que se transmitió de generación en generación, vivo como un corazón latiendo.

La conservación y transmisión fue mayormente oral, en recintos educativos especialmente diseñados para tal fin, a través de la explicación de los códices o libros de pinturas y de la memorización de cantos y versos.

El universo de la literatura prehispánica abarcó mitos y leyendas, himnos sagrados, distintas formas de poesía tanto lírica como épica y religiosa, también palabras destinadas a momentos de la vida cotidiana y trascendente: textos de iniciación, de bautismo, palabras fraternales o paternas, funerarias, textos del oráculo, etc.

Dentro de la poesía la literatura prehispánica tuvo a un gran exponente, a parte de ser gobernante de los hoy conocemos como nezahualcoyotl fue un gran filosofo y poeta.


A continuación algunos poemas de aquél gran hombre ejemplo de la grandeza de nuestra gente, aquel hombre que con sus letra transformo una ciudad, aquel que decía:

En la casa de las pinturascomienza a cantar, ensaya el canto,derrama flores, alegra el canto.
Resuena el canto,los cascabeles se hacen oír,a ellos respondennuestras sonajas floridas.Derrama flores,alegra el canto.
Sobre las flores cantael hermoso faisán,su canto despliegaen el interior de las aguas.A él respondenvarios pájaros rojos, el hermoso pájaro rojo bellamente canta.
Libro de pinturas es tu corazón,has venido a cantar,haces resonar tus tambores,tú eres el cantor.En el interior de la casa de la primavera,alegras a las gentes.
Tú sólo repartesflores que embriagan,flores preciosas.
Tú eres el cantor.En el interior de la casa de la primavera,alegras a las gentes.

Nezahualcóyotl, es ejemplo de los grandes conocimientos de nuestros pueblos, de la grandeza de la literatura mesoamericana, de la gran cultura que nos heredaron nuestros antepasados.
El es guía en estos tiempos de incertidumbre, sus palabras tersas y dulces generan tranquilidad en los mares obscuros sociales y políticos en que se encuentra la patria.
El es referencia de la grandeza de nuestra gente, del espiritu universal que trasciende fronteras e incluye a todas las razas.
En estos tiempos apocalípticos, sus palabras, sus versos y hechos son rayos de sol que iluminan las tempestades.

Bibliografía

Lecciones de literatura indígena. Concepción Europa. UTM

María Edmée Álvarez, Literatura Mexicana e Hispanoamericana

Recinos, Adrián: Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché. México 1947 (varias reimpresiones)

http://home.snafu.de/duerr/pvesp.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Popol_Vuh

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